Científicos descubrieron en Yakutia, Siberia, los restos de un mamut bebé apodado Yana, conservado casi a la perfección gracias al permafrost. Con una antigüedad estimada de más de 50.000 años, este ejemplar es el mejor preservado entre los hallazgos completos de mamuts. El descongelamiento del permafrost, impulsado por el cambio climático, permitió el descubrimiento, clave para comprender los ecosistemas del Pleistoceno y la extinción de esta especie.